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En lo más profundo de la Zona Norte de Costa Rica, en Colonia Libertad de Aguas Claras de Upala, una familia ha convertido su amor por el cacao en un negocio que trasciende fronteras. «Upala Chocolate» no es solo una marca; es el resultado de años de dedicación, conocimiento y un profundo respeto por el fruto que ha sido parte de la historia del país.
“Nuestro chocolate es oscuro, sin leche, sin aditivos, solo cacao y azúcar”, explica Pablo Céspedes, uno de los fundadores. La empresa trabaja con cacao propio y de productores locales, asegurando calidad y autenticidad en cada barra. Con un proceso de molienda de 72 horas, logran texturas y sabores únicos, destacándose con porcentajes de cacao que van desde el 65% hasta el 100%.
Desde sus inicios, Upala Chocolate ha logrado exportar a Alemania, Francia, Inglaterra y Canadá, llevando consigo el nombre de Costa Rica y su riqueza agrícola. “Lo que más nos llena de orgullo es ver cómo los turistas se llevan nuestro chocolate a sus hogares”, agrega Céspedes.
Más allá del negocio, la empresa también ha sido una fuente de empleo para la comunidad. “Este trabajo me permitió quedarme con mis hijos”, comparte doña Gladys, una de las colaboradoras, resaltando el impacto social del emprendimiento.
Con nueve mil árboles de cacao y un compromiso con la sostenibilidad, Upala Chocolate sigue creciendo. Y como bien dice su equipo: “Cada tableta que hacemos es un pedacito de Costa Rica viajando por el mundo”.