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El 31,3% de los cigarros consumidos en el Gran Área Metropolitana de Costa Rica son producto del comercio ilícito, lo que significa que una gran cantidad de cigarrillos que se fuman en esta región no han pasado por los controles legales necesarios.
Estos cigarrillos ilegales son adquiridos comúnmente en lugares como las pulperías, pequeños comercios que son la principal fuente para la compra de estos productos no regulados. Se observa que un 51,9% de estos cigarrillos ilícitos se adquieren específicamente en estas pulperías, subrayando la importancia de estos establecimientos en la cadena de distribución del comercio ilegal de tabaco.
Desde el año 2010 no ha habido incrementos significativos en los tributos a los cigarrillos, lo que ha significado que la base tributaria sobre estos productos ha permanecido casi invariable.
La Ley 9028, establecida para regular los impuestos a los cigarrillos, ha mantenido sus montos sin cambios notables a lo largo de los años. A pesar de esto, la industria tabacalera ha continuado elevando los precios de los cigarrillos, reflejando una dinámica en la que los aumentos en el precio no son el resultado de una mayor carga fiscal, sino de decisiones comerciales dentro de la industria misma.
El consumo de cigarrillos ilícitos es significativamente más alto en Cartago, donde alcanza un 48,6%, destacándose como la región con mayor prevalencia de este problema. San José y Alajuela también presentan tasas significativas de consumo ilegal, con un 30,1% y un 29,8% respectivamente. Esta distribución geográfica sugiere que hay áreas específicas donde el problema del comercio ilícito de cigarrillos es especialmente agudo y puede estar relacionado con factores socioeconómicos y de control regional.
Expertos en el tema proponen intensificar las estrategias de control sobre el comercio ilícito del tabaco, subrayando la importancia de una supervisión más estricta y frecuente en estos establecimientos comerciales para reducir la disponibilidad de productos ilegales.
