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Con la implementación del nuevo Código Procesal de Familia, se introducen significativos cambios en la manera en que se gestionan ciertos trámites familiares, como el matrimonio y el divorcio, con el objetivo de hacerlos más ágiles y accesibles para las personas interesadas.
Uno de los principales avances es que ahora el matrimonio se desjudicializa, lo que significa que los interesados pueden registrar su unión directamente en el registro civil sin la participación obligatoria de un juez.
Esto simplifica enormemente el proceso, ya que anteriormente se requería la intervención judicial, lo que podía prolongar innecesariamente el tiempo y el esfuerzo de los involucrados.
Además, las autoridades del registro civil, junto con el sacerdote y el notario público, juegan un papel crucial al poder celebrar matrimonios sin incurrir en ningún costo por este servicio.
Esta medida no solo facilita el acceso al matrimonio para muchas parejas, sino que también democratiza el proceso, al permitir que se celebre un matrimonio de manera oficial y reconocida sin costos prohibitivos.
Por otro lado, el divorcio por mutuo consentimiento también se beneficia de estas reformas. Ahora puede ser directamente inscrito en el registro civil sin necesidad de homologación judicial, siempre que no haya hijos menores de edad implicados ni bienes comunes a dividir.
Este cambio refleja un reconocimiento del predominio de la voluntad personal de las partes involucradas en el proceso de divorcio, proporcionando un camino más directo y menos burocrático para aquellos que buscan disolver su matrimonio de manera amistosa y consensuada.
Asimismo, el proceso para el reconocimiento de hijos también se ve simplificado, pudiendo realizarse directamente en el registro civil siempre y cuando haya acuerdo entre el padre biológico y el padre legal, sin que sea necesaria la intervención de un tribunal.
Este ajuste es significativo ya que agiliza un trámite esencial para el establecimiento de vínculos legales y afectivos, basándose en la voluntad expresa de los padres involucrados.
Estos cambios en el Código Procesal de Familia persiguen como objetivo principal agilizar diversos trámites, permitiendo que se realicen de manera más eficiente y basada en la voluntad expresa de las personas, evitando demoras innecesarias y reconociendo el derecho de las personas a tomar decisiones personales sin intervención judicial, salvo en circunstancias imprescindibles.
Esta reforma promete facilitar aspectos fundamentales de la vida familiar, adaptándose mejor a las necesidades y circunstancias particulares de cada individuo o pareja.