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Las inundaciones en Valencia, España, han dejado un saldo devastador de al menos 214 personas fallecidas mientras continúan los esfuerzos de rescate. Las fuertes lluvias, causantes de este desastre, anegaron extensas zonas y dejaron comunidades enteras aisladas y sin servicios básicos. En respuesta, el gobierno central ha movilizado a 10,000 efectivos, entre civiles y militares, para colaborar en la búsqueda de víctimas y apoyo a los damnificados en la región.
La situación en Valencia es crítica. La ciudad y sus alrededores están siendo catalogados como «zona cero» de esta catástrofe natural, con calles intransitables y numerosos vehículos destrozados. En un esfuerzo por salvar a posibles sobrevivientes, los equipos de rescate trabajan a contrarreloj entre los escombros y zonas inundadas. Mientras tanto, los residentes de Valencia se enfrentan a condiciones difíciles, incluyendo cortes de electricidad y problemas en el acceso a agua potable.
El impacto ha sido tan profundo que el Ayuntamiento de Valencia ha habilitado una morgue temporal para manejar el creciente número de cuerpos recuperados. Las autoridades han pedido a los familiares de personas desaparecidas que permanezcan en sus casas a la espera de información oficial y eviten acercarse a las áreas afectadas por la inundación.
Aunque las lluvias han comenzado a disminuir en Valencia, las previsiones meteorológicas advierten que el clima podría empeorar en el noreste del país, especialmente en Barcelona, donde el mal tiempo ha causado interrupciones en el transporte público, incluida la cancelación de trenes locales. Sin embargo, las autoridades insisten en que los esfuerzos se mantendrán concentrados en Valencia, dado que la prioridad es brindar asistencia a los miles de afectados por este desastre sin precedentes en la región.
El despliegue de ayuda sigue en aumento mientras la región se recupera de una de las peores tragedias de su historia reciente.
