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El sistema penitenciario de Costa Rica enfrenta serias críticas por su estado obsoleto y la falta de programas de rehabilitación efectivos, lo que ha resultado en un alto índice de reincidencia y una creciente presión sobre la seguridad pública. Rafael Ángel García, de la ONG Pro Derechos de los Privados de Libertad y con más de 30 años de experiencia en el área, habló con Noticias Trivisión.
García describió la situación como un reflejo de un sistema primitivo y corrupto, donde la sobrepoblación carcelaria supera el 200%. Explicó que las cárceles, algunas construidas hace más de 40 años, no están en condiciones adecuadas y violan los derechos fundamentales de los internos.
La falta de programas de rehabilitación significa que los internos no se preparan para la reintegración social, dejando a la sociedad en riesgo cuando son liberados. «Un privado de libertad debe pasar por un proceso de rehabilitación para poder salir mejor de lo que entró», subrayó.
El sistema de beneficios carcelarios también ha sido criticado por ser insuficiente y, en algunos casos, por no incluir controles adecuados, como pruebas de doping para evitar que los internos obtengan beneficios mientras están bajo la influencia de drogas. La corrupción dentro de las cárceles, como la falta de seguimiento en la posesión de drogas, agrava aún más la situación, impidiendo una verdadera rehabilitación.
García propuso la creación de programas estructurados de rehabilitación que permitan la reintegración exitosa de los internos a la sociedad. A su juicio, esto sería fundamental no solo para respetar los derechos de los privados de libertad, sino también para disminuir la reincidencia y fortalecer la seguridad ciudadana.
Asimismo, mencionó la necesidad de una reforma al reglamento técnico penitenciario y el papel crítico de los directores y cuerpos técnicos de las cárceles, quienes deben garantizar que las evaluaciones de los internos para beneficios carcelarios sean justas y efectivas.