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Este martes 5 de noviembre, los ciudadanos estadounidenses acuden a las urnas para votar en una de las elecciones presidenciales más polarizadas en la historia reciente del país. La contienda enfrenta a Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata, y a Donald Trump, quien representa al Partido Republicano. La elección determinará al 47° presidente de los Estados Unidos, en un clima de tensión y división política.
La importancia de estos comicios recae en siete estados clave: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. Estos territorios, conocidos como estados bisagra, serán determinantes para decidir el resultado final. Las encuestas indican que la carrera está reñida, con una diferencia mínima entre ambos candidatos, lo cual hace que cada voto cuente en estos lugares estratégicos.
Observadores internacionales y analistas coinciden en que esta elección se ha destacado no solo por la paridad de las encuestas, sino también por el alto nivel de polarización que ha caracterizado las campañas de ambos partidos. Los votantes expresan posturas firmes a favor de sus candidatos, lo que ha incrementado la tensión en un proceso electoral que será seguido de cerca en todo el mundo.